“¿E ti de quén ves sendo?, expresión coloquial gallega, utilizada por nuestros abuelos para saber quién eres, de dónde vienes o a qué familia perteneces.”

E nós vemos sendo de…

Y es que somos esa mezcla perfecta de celtas, romanos, suevos, visigodos y judíos, antes de eso, la prehistoria también nos deja hermosos monumentos construidos en grandes piedras sin labrar como son los dólmenes (en Galicia llamados mámoas) y los menhires, ambos dedicados a diferentes cultos religiosos.

Siguiendo el recorrido de nuestra historia, en aquella “Galecia” existían, todavía hoy encontramos en muchos lugares de nuestra zona, “Castros” de origen celta, sin olvidarnos de “Los Lemavos”, tribu presuntamente de origen celta de la cual deriva nuestro apellido “Lemos”. Son ellos los que dejan una impronta importante en muchas de nuestras costumbres y tradiciones… sus fiestas de noche (en toda Galicia también, las fiestas populares las encuentras por doquier, casi cada día en un lugar diferente desde primavera hasta el otoño puedes disfrutar de ellas), el culto a los montes, las fuentes, los ríos, los árboles, el fuego y las grandes rocas… hoy sin ser de culto, cada uno de ellos siguen siendo parte primordial en nuestras vidas y son parte esencial de nuestra magia y de la belleza de nuestros paisajes; así como la marca personal en nuestro carácter aguerrido, acogedor y generoso, que nos define tan bien a los gallegos de esta zona. Es una de las culturas que marca una parte importante de nuestra idiosincrasia, costumbres y modo de vida desde que convivieron en nuestra tierra hasta la actualidad.

En este recorrido también somos parte importante de la cultura romana que vivió en la “Gallaecia” allá por el siglo II a.c; no solo quedan restos de esa cultura en monumentos, murallas, faros, puentes y pueblos construidos por los romanos, también han aparecido monedas de oro del tiempo de Nerón en la parroquia de San Juan de Tor o en Sober donde se encuentra un ara (altar) dedicada a Arquieno formando la base de una de las columnas de madera de la puerta principal de una iglesia parroquial o la lápida funeraria que se ha encontrado en Pantón o los restos de lavaderos auríferos en Puebla de Brollón, o el puente romano, puente medieval o puente románico de nuestra ciudad, donde la tradición nos habla de su origen romano, ya que en principio serviría como vía para cruzar Monforte de una orilla a otra y así comunicarla con el resto de la comarca, el cual fue reconstruido en el siglo XVI supuestamente sobre los cimientos de aquel antiguo puente romano, de ahí su estructura actual.

Nos dejan de herencia la lengua “latina”, el derecho romano, el municipio como forma de administración local y la religión católica.

A pesar de haber dominado por más de 400 años a la “Gallaecia”, la influencia celta y la baja influencia romana hacen que en nuestra tierra los cultos y costumbres celtas permanezcan fuertemente arraigadas en ella.

En este recorrido por nuestra mezcla de culturas, los suevos que fueron un pueblo invasor muy violento y cuya huella estuvo llena de deslealtades, traiciones, ruina, pillaje y muerte, a su favor nos dejan de herencia la organización parroquial, que aún persiste en nuestra comunidad, así como una división político-administrativa en forma de condados, algunos de ellos en nuestra comarca. Al contrario de éstos, los visigodos trajeron una etapa de tranquilidad, ya que el dominio ejercido fue respetuoso con nuestras costumbres, usos e instituciones ya establecidas. Sirva como anécdota que se cree (dice la leyenda) que el rey godo Chindasvinto era, no solo de sangre sueva, sino también gallego y natural de Monforte y abuelo del rey D. Pelayo, es en esta etapa donde nace el nombre de “Riboira Sacrata”, nuestra Ribeira Sacra.

Terminando nuestro recorrido de ¿quén somos? llegamos a los judíos, otra cultura que dejó su sello en nuestra cultura y costumbres.

El investigador Felipe Aira Pardo en el reportaje de www.redjuderias.org, nos recuerda que: “En Monforte de Lemos hay que hablar de zonas de ámbito judío, por no encontrarse en la villa medieval del Cabe un barrio exclusivamente habitado por hebreos, sino más bien calles y plazas en las que vivían familias judías y cristianas indistintamente. Aún así, la vieja población intramuros, donde habitaron la mayoría de los judíos en la Edad Media, constituye por sí misma un espacio cargado de misterio, donde abundan las referencias a una pequeña comunidad cuyo recuerdo permanece indeleble a través de documentos, leyendas y elementos arquitectónicos como los trabuleiros, que forman parte de la misma esencia comercial de esta localidad, capital de la comarca de Lemos y de la Ribeira Sacra”.

Debemos recordar que Galicia había sido la última tierra hispana sometida y la primera en liberarse del yugo de los invasores judíos, a pesar de ser una invasión catastrófica, bañada en sangre, dejando destrucción por donde pasó, nos ha dejado una gran cantidad de palabras y apellidos que aún perduran entre nosotros, dejando constancia de su estancia en nuestras tierras, como ejemplo: aceña, albarde, aldea, apellidos como: Gil, Pardo o Salgado entre otros.

Como documentación de la presencia judía en la comarca de Lemos, tomada de la web http://www.raoulwallenberg.net/es/articulos/judios-conversos-monforte/: “Un documento sumamente importante para avalar la existencia de judíos en Galicia hace referencia al pago de las aljamas de judíos a la Corona de Castilla, años 1474, 1488, 1489, 1491. En el grupo de Ourense encontramos las poblaciones de Monforte de Lemos, Allariz y Ribadavia.

Otra huella de los hebreos en Monforte es el “Sello de Salomón” o estrella de cinco puntas.

En la parte más antigua de la Torre del Homenaje, cara este con un esquinal de norte y sur, construida en el siglo XIV, observamos signos lapidarios y marcas de canteros. El que más abunda es la referida estrella de cinco puntas o Sello de Salomón.

Esta estrella tenía y tiene especial significado para los hebreos pues representa los cinco libros del Pentateuco, cada punta un libro.

Datos tomados del libro “Historia de Monforte de Lemos y su Tierra de Lemos” del historiador y escritor Germán Vázquez