La Revuelta Irmandiña
“Un pobo cando é oprimido a súa única saida é unha revolución hacia a súa liberdade e a súa independencia”
“Cuando un pueblo es oprimido su única salida es una revolución hacia su libertad y su independencia”
Pero que fue ¿la “Revuelta Irmandiña”?
<<La Revuelta Irmandiña, a Gran Guerra Irmandiña, fue una revuelta social que tuvo lugar en Galicia entre 1467 y 1469, y ha sido posiblemente la mayor revuelta europea de todo el siglo XV. Comenzó en la primavera de 1467, en una situación de conflicto social (hambre, epidemias y abusos por parte de la nobleza gallega) y político (guerra civil en Castilla). A Santa Irmandade, «Santa Hermandad» surgida y justificada por tal situación, se tornó en una revuelta como reacción a un sentimiento acumulado de agravio por los males y daños que el pueblo recibía de los nobles de las fortalezas>>.
Corría el siglo XV, finales del Medioevo, una etapa llena de belleza arquitectónica con la construcción de monasterios, castillos y fortalezas por toda nuestra Galicia pero muy oscura para el pueblo gallego largamente oprimido por los “señores feudales”, es por ello que todos los grupos, estamentos y clases sociales se comprometieron con la revolución irmandiña[i] y ganaron con la ruptura histórica que ella provocó, entre los que más ganaron, están los campesinos que fueron los que lograron mejorar sus condiciones de vida, trabajo y futuro, asegurando así su pequeña propiedad por los siglos de los siglos, o eso pensaron en aquel entonces. La radical, triunfal y temprana revolución anti-feudal nos dejo como consecuencia la frustración de una auténtica revolución burguesa en Galicia.
Antes de la revolución final, en 1465, las cabezas visibles de los irmandiños comenzaron a realizar viajes a Castilla para entrevistarse con el rey. Hay un texto del rey de 1467 autorizando el derribo de fortalezas por los irmandiños aún así el apoyo del rey a la hermandades es algo que no está muy claro
Las hermandades se financiaban económicamente de sus propios miembros y de donaciones de nobles simpatizantes e iglesias. El bajo clero confraternizó con los irmandiños y fueron un apoyo vital para la construcción de la hermandad. Durante la revuelta, los irmandiños no atacaron ni iglesias ni monasterios, aunque si atacaron fortalezas y castillos episcopales, símbolos del dominio feudal. Algunos nobles se unieron también a los irmandiños. Éstos generalmente eran segundones o resentidos con alguna otra casa noble que buscaban venganza.
Tres nobles: Alonso de Lanzós, señor de Louriña, Diego de Lemos, hijo de Alonso López de Lemos señor de Pantón y Sober y Pedro de Osorio, hijo del conde de Trastamara (no lo podemos confundir con el conde de Lemos) asumieron el mando supremo de las milicias de la hermandad. Esa mentalidad justiciera de los irmandiños, asociada a actitudes antiseñoriales y antifortalezas -temor, temblor y odio suscitado en la imaginación ante la sombra criminal de los castillos-, que se mueve desde el «sentimiento de agravios» a la «mentalidad de revuelta», mostrándonos un cuadro psicológico estable, da otro significado a la revolución irmandiña más allá del puro sentido de guerra.
Y en nuestra comarca ¿qué significó la “Revuelta Irmandiña”?
El conde de Lemos, don Pedro Álvarez Osorio, huye despavorido hacia Ponferrada para atrincherarse perseguido por los irmandiños, al ver atacado su castillo en Monforte, con su casa y murallas, también fue derribada la fortaleza de Sober de la familia López. Los intentos de derrocarlo no obtuvieron los frutos deseados ya que al conde le presta cobijo y ayuda el marqués de Astorga, quién era inexpugnable en su feudo y consiguió cansarlos y vencerlos.
En la Hermandad de Monforte, destacaron vecinos de Moreda desempeñando altos cargos, tales como, López de Somoza, Vasco de López de Cangas y su hermano Ruy de Cangas y Ruy de Medín.
Algunos vecinos de la localidad monfortina relataban como el movimiento irmandiño con más de cinco mil hombres en sus filas derribaron y derrocaron la fortaleza, sus muros y al conde. Los irmandiños de nuestra tierra terminaron por conquistar Monforte y Sober, al derribar sus fortalezas. Pero los nobles reúnen a su gente para plantarle cara a la “revolución”, entablando un furibundo ataque en el campo llamado de la Pedrosa, sitio de Ferreira de Pantón, en el cual Alonso López de Lemos y Balboa enfrentado a su propio hijo Diego de Lemos capitán ermandiño, cae dos veces de su cabalgadura, pero ayudado por los suyos volvió a la lucha hasta llegar a Monforte donde los echó de la villa y se apoderó de ella hasta entregársela al Conde de Lemos. Mientras los nobles iban recuperando tierras y posesiones, se iba cuajando la derrota de una sublevación que había llegado a contar con más de noventa (90) mil hombres en toda Galicia, apoyados por miembros tanto de la baja nobleza como del bajo poder eclesiástico. Una lucha contra el abuso de caballeros y señores, unidos para que las injusticias sociales de ese momento fueran corregidas en una sociedad más igualitaria, donde los derechos de aquel régimen feudal solo se les reconocían a las poderosas clases privilegiadas.
A pesar de esa derrota, la “revuelta irmandiña” siembra en los gallegos los valores de una nueva sociedad, impulsada desde siempre por las tradiciones y raíces que han dejado los celtas en nosotros.
(Referencias y datos tomados de los siguientes enlaces: https://hastalascalendasgriegas.wordpress.com/2013/10/12/galicia-se-alza-los-irmandinos/, https://abelgalois.wordpress.com/2008/09/17/santa-hermandad-del-reino-de-galicia-a-revolta-dos-irmandinos/, https://ddd.uab.cat/pub/manuscrits/02132397n11/02132397n11p291.pdf e “Historia de Monforte y su Tierra de Lemos” de Germán Vázquez)
[i]Irmandiña, relativo ou pertencente ás irmandades formadas polas clases populares e a baixa nobreza que, no século XV, se rebelaron en Galicia contra a alta nobreza.
En castellano, hermandades formadas por las clases populares y la baja nobleza en el Medioevo que se rebelaron en Galicia contra la alta nobleza.
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